Memorias del poeta viejo. La naturaleza de las opresiones

Cuando hace veinte años los poetas y demás artistas comenzaron a ser perseguidos en mi país, me sentí bastante ofendido ante el descarado desinterés del gobierno hacia mi persona. Me parecía completamente indignante que ningún buen pelotón de soldados hubiera tenido la deferencia de pasarse por mi casa a fusilarme, aunque fuera sólo un poco.…

Rutina D (fin de semana)

Un señor se levanta a las once, tranquilo. Se sienta en la cama. Coge 1984 de George Orwell. Lee cinco páginas. Suelta el libro. Desayuna fruta (qué aburrido). Se viste, se desviste y se vuelve a vestir. Enciende la tele; ve el tiempo: no llueve. Se asoma a la ventana; ve el cielo: no llueve.…

Hermanos de una noche

Y sales una noche y no conoces a tu compañero de juerga de nada pero veis a unas chicas y como sois extranjeros les dices que este tío es el mejor y que en España es superfamoso y noble y futbolista y bastante buen bullfighter pero le cogió un toro grande y listo como un…

Querido Alpi. Carta de disculpa por «aquello»

Querido Alpi: Voy a ser breve, porque sé que tu capacidad de concentración es… limitada. La otra noche se presentó en mi habitación todo un comité de fantasmas macarras y, con un sentido de la didáctica bastante años treinta, me sugirieron a porrazo limpio (y sucio, que uno tenía el bate hecho un asquito), que…

El interruptor de la escritura automática

Sólo tenía una cosa que hacer aquella mañana: darle al maldito interruptor. No era un interruptor lo que se dice común; más bien era un interruptor feo, horrorrible, casi inmune a la belleza. Había sido fabricado por una empresa que no alcanzó el trimestre de vida debido al uso paupérrimo de sus cualificadísimos materiales y…

Autorrelato

Se despertó y buscó el móvil a tientas en la mesita de noche. «Las doce y pico. Me acosté a las ocho y algo; cuatro horas. Una más que ayer. Dos mensajes. A ver… Nada de lo que espero. ¿Qué espero? Ah sí, aquello. Qué estupidez». Se levantó y caminó hacia el baño. «¡Qué angustia!…

Protocolo a seguir ante la enfermedad

Cuando uno está enfermo y recluido en casa, pocas cosas entretienen tanto como hacer a los demás partícipes de tus afecciones. Por eso, cuando contraigo algún virus, voy tosiendo por toda la casa con la boca abierta de par de par, picoteo con la misma cuchara una y otra vez de todas las ollas, bebo…