Proyecciones de la luz

  «Cada uno de los muebles que ilumina la luz de esa ventana (si acaso recordaron) no recuerdan lo que no olvida mi alma.   En el regazo un libro, muchas veces en la mesa una taza, el sofá y la camilla no recuerdan a una mujer sentada.   Y la misma camilla olvida risas…

A una vieja herida

I Tú me hiciste una herida en los ojos, y en las yemas de los dedos, y en los nervios del oído que han teñido el afecto en lamento. Por ella buscan mis ojos en las otras tus defectos, todo es mentira en mi oído, y todo espina en mis dedos. II No fue nada…

Copa de celos

Sangre, gotas son de vino en el filo de una copa. ¡Sangras, copa, y derramas a quien amas, de quien brotas! Por la brecha de tus ropas de cristal sangras, copa, tan doliente y abundante que eres fuente de ese cante que da muerte delirante al amante por sus mientes. Sangre, gotas son de vino…

Antores

Parecido al montero que va por alta peña a fieras acosando ―su tez esfuerzo muestra―, y, aunque arduo es el trabajo, en sudor no prorrumpe debido al viento helado. Igual que en esa cumbre, de tu frialdad el viento, por tu helada belleza, frenas mis sentimientos antes de que aparezcan.   También bien parecido al…

Nos vetan

Nos vetan por hacer lo que está hecho, nuestros poetas grandes y mejores, y ya de mariposas ni de flores tenemos de escribir más el derecho.   Nos vetan por rimar. Los mismos pechos que laten por librar de sus captores al verso —de sí mismo—, y vencedores, lo encierran luego en un cuartucho estrecho.…

Justas

Éste es mi puño. Dadle mi letra a quien la quiera. De estos, mis ojos, vuestro es el llanto y la mirada. Vuestra, también, la voz —lo que decir quisiera—, y vuestros los silencios de mi pugna acallada. Vuestro es, al fin, el vago producto que mi esencia genera por los campos con su marcha…

Sin ti, Poesía

No sé qué haría yo sin ti, Poesía, ni el trago de esta noche, cómo lo tragaría. En los ojos del Sueño hay un haz de desprecio. ¿Yo qué haría, dime, sin ti, Poesía? ¿Qué haría? Si recuerdo apenas ser un gesto grave, sombra taciturna, amor, sed, hambre y silencio. Pues es el amor la…

Tántalo

En aguas hasta el cuello sumergido, tú, del Cronida el hijo desdichado, por la sed te lamentas empapado, viendo viandas padeces desnutrido.   En tu cima, un manzano suspendido; en tu mentón, el líquido preciado, y el consumo de entrambos te han negado en prenda por el mal que has cometido.   ¿Qué daño habremos…

Recuerdos del día de Reyes

¿Recuerdas, Abuelo, los días de Reyes? Aquellas mañanas, tras desayunar el roscón, íbamos todos a tu casa. Y, allí, en la salita, sentados —detrás de los nietos la abuela—, ¡cuántos besos, cuántos regalos, cuánto amor e ilusión la vuestra! ¿Sabes abuelo?, las mañanas del día dorado de Reyes ni mis dos hermanos, ni yo, sabíamos…

Arpegios de Fortuna

Volvía a una hora cualquiera de la madrugada. Un gitano rasgaba, a capricho, las viejas cuerdas de una guitarra, de tinto tintados los labios; no sé si reía o lloraba. «Nada vale ya lo que cuesta ni suficiente vale nada…» Sus dedos recorrían a capricho las arañadas notas sobre las cuerdas que rasgaban sus uñas…