Conversación anormal en un bar anormal, como el que puede haber cerca de su palacio, chalé, casa, piso, choza, chabola o trocito de acera
―No, no es por eso, de verdad… (Sí, traiga usted dos más). Es que me duele que, después de toda una vida en el negocio, ninguno de mis hijos vaya a querer llevarlo. ―Véndelo y vive como un rey lo que te queda. ―No sé, no sé. A mí me gustaría trabajar en la tienda…