El opositor. La vida de un opositor de judicatura

Como estudié durante unos años oposiciones a opositor, a veces sentía el irrefrenable impulso de clavarme mis rotuladores y bolígrafos en los brazos y en los muslos de puro aburrimiento y frustración (los subrayadores no se deben clavar en uno mismo, porque se les chafa muy rápido la punta y no satisfacen ninguna necesidad). Cuando…

El día que me quedé sin huevos

Me quedo sin huevos. A la gente le sucede continuamente; uno va a la nevera (o la nevera va a uno, según el poder adquisitivo de cada cual) y, al asomarse, se percata de la intolerable carencia de huevos. Entonces, mentalmente, desgrana la ristra de platos que dejan de ser una opción para la cena. ¿Tortilla? No…

Nobel. Breve comentario acerca del mentado premio

Iba caminando y me entraron ganas de fumar. Entonces me encendí un Nobel —…el cigarro, no el premio homónimo. Igual que el tabaco, el premio se puede comprar, pero no se fuma—.[1] [1] Nota para la organización del premio: De todas formas, quiero uno… Un premio, no un cigarro, que también. Felipe Santa-Cruz Relato extraído…

Gustos y opiniones (colegimos). Disertación a secas

Los gustos y opiniones ajenas expresadas en voz alta son tan inciertas como oportunistas y circunstanciales. Por ejemplo: Él no podía pronunciar la «R», y en su lugar profería una «L». Se pasó la vida diciendo que su palabra favorita era «colegir», pero, como nunca la empleó en frase alguna, jamás supimos con exactitud cuál…

El pensador y el pensativo

«La vida es maravillosa», masculló al cabo un pensador, ya visiblemente cansado de pensar. Luego, otros repitieron lo mismo en voz alta, menos un tipo bajito y cantarín que tarareaba una canción bastante alegre y redundante en rimas consonantes masculinas. A la hora de recogerse cada uno a sí mismo —y tal vez a su…

El mentiroso, micro relato para sobrepensar

Él siempre defendió que la mentira es la sal de la vida. Por ello, cuando murió a causa de una subida de tensión, todos convinimos en que ésta se la había provocado el hecho de que su mujer llevase tantos años engañándolo con una cuidada selección de señores. Felipe Santa-Cruz Relato extraído del libro Rutinas…

Rutina A

Un señor se levanta temprano, desayuna fruta (qué aburrido), se viste, se desviste y se vuelve a vestir. Sale a la calle, va al banco, saca todo su dinero y lo vende en la plaza cobrando ochenta y cinco céntimos por cada euro. Toma sus ganancias, o sus perdencias, según se mire, y va al…