Cuando Juan derramó el whisky en la alfombra, Paula le gritó desaforada:
―¿Qué has hecho! ¡Es una alfombra del siglo XVII!
―¿Y crees que no le ha caído nada encima desde entonces?
Nota biográfica: En realidad, y para ser completamente sincero, Paula se llama Rocío, Juan es un servidor de ustedes (para nada, no les sirvo ni un vaso de agua), la alfombra no era tal, sino un cuadro colgado en la pared, y el whisky (que era ginebra) no se derramó, sino que lo distribuí gentilmente sobre las mustias flores representadas por la pintura en cuestión.
Felipe Santa-Cruz
Relato extraído del libro Rutinas