Hay un barrio en Sevilla que se llama como me apellido. En realidad, le falta el guión entre Santa y Cruz, pero eso es una menudencia. A mí me gusta pasear por allí y pensar que es mío, que soy un cacique temido y respetado recorriendo mis dominios. Me pongo mis mejores galas y camino con gran pompa por entre las pobres gentes y los humildes trabajadores, saludo a todo el mundo, hablo con voz sorda y carrasposa. Como Vito Corleone en Little Italy, beso a los bebés en sus carritos, inclino la cabeza ante las miradas de respeto de las señoras, pregunto a los tenderos por la marcha de sus negocios, me paro con un camarero y le pregunto por su hijo, el pequeño Timmy, pero él no recuerda haber sido padre… Entonces estalla mi burbuja, y me vuelvo a casa cabizbajo, preguntándome qué le hubiera costado al camarero contestarme que Timmy está enfermo en casa y que necesita ayuda para pagar sus medicinas.
Felipe Santa-Cruz
Relato extraído del libro Rutinas
Menudo camarero desconsiderado. Hay qué ver. Ya no se respeta nada. Ni los sueños de grandeza. ¡Adónde vamos a llegar!
A sus pies, Don Felipe. : )
Fíjate… y en mi barrio… Está el mundo para quedarse en casa con los pies en remojo.
Un abrazo y muchas gracias, Pedro.