Cómo vencer los celos y, sobre todo, la infidelidad

Siempre la amó hasta el punto de aceptar sus defectos. Sobre todo aquel de enamorarse cada cierto tiempo de otra persona. Sabía que si quería estar con ella tenía que encontrar la manera de superar el inconveniente, cosa que logró gracias a su rara habilidad de cambiarse por la persona de la que se enamoraba su novia.

Por ejemplo, durante el primer año del nuevo siglo, ella había estado trabajando en una gasolinera no muy remota. Pocos meses después de su incorporación, el más veterano trabajador de la gasolinera, con los dedos sabañonados por el frío, murió mientras llenaba el depósito de un todoterreno. En sustitución del muerto entró un joven muy atractivo, al cual sentaba el uniforme verde como un traje negro. Ni que decir tiene que ella no tardó en enamorarse del nuevo y que su ya experimentado novio no lo pasó por alto.

Los fue dejando hacer. Consintió los primeros pasos de coqueteo, el primer inocente café juntos después del trabajo (si turno matutino) o la primera copa (si vespertino). Incluso se mantuvo al margen ante las primeras llamadas a deshora, los primeros mensajes polisémicos y los precoces suspiros vaporosos.

El momento crítico llegó aquel frío viernes de diciembre ante aquel hola cariño, hoy voy a tener que quedarme en casa de mi madre después del trabajo porque mi hermana dice que esta noche no se puede hacer cargo de ella. No pasa nada, mi vida. Yo me voy a preparar algo de cena y me acuesto. Pero no se acostó. Enseguida se cambió por el nuevo amante de su novia, no de apariencia física, pero sí de todo lo demás, sí de vida. Sentía como él, vivía donde él y tan sólo no pensaba ni recordaba como él. Y, aunque en cierto modo el nuevo lo merecía, era cosa triste de ver cómo, mientras el legítimo novio disfrutaba de nuevo de su primer beso con su eterna compañera, éste se sentía traicionado, triste y solo en aquella casa y en aquella vida en la que su novia le destrozaba el corazón contra aquel tipo guapo de la gasolinera.

Felipe Santa-Cruz

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2 comentarios en “Cómo vencer los celos y, sobre todo, la infidelidad

  1. Qué gran capacidad la de transformarse en otra persona a voluntad. Y muy práctico, además. Enseguida me ha venido a la cabeza esa maravillosa película-falso documental titulado «Zelig», de Woody Allen. Muy bueno, Felipe. Un abrazo.

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