Un hombre se enamoró de una chica por su voz y su forma de cantar. Él quería decirle «me encanta cómo cantas», pero la consonancia sonora de la sentencia le incomodaba hasta el punto de no proferirla. Buscó otras formas de decir lo mismo; no encontró nada satisfactorio, pues «me gusta cómo cantas» no resultaba lo suficientemente expresivo y todas las demás combinaciones le parecían inexactas. Por ello jamás le dijo nada de lo que pensaba a este respecto, y la joven se enamoró de él, y así permaneció hasta el fin de sus días hábiles… y de los otros…; de todos, de sus días en general…, hasta que murió, porque no le quedaban días… de vida.
Felipe Santa-Cruz
Pobrecillo. Lo bien que le habría venido al pobre hombre un Diccionario de Sinónimos. Un saludo, Felipe.
Como la RAE siga aceptando palabras raras, los diccionarios de sinónimos van a comenzar a pasar a ser competencia del Ministerio de Vivienda. Yo creo que mi novia, mi perro y yo podemos abrir uno boca abajo y vivir dentro con holgura.