La tertulia

No es fácil reunir a un grupo de personas en una sala, sobre todo cuando ésta es pequeña, porque la gente está apretujada y protesta. No sé si me entienden… Que si quíteme usted la nariz del codo; que si deje de meterle los dedos en el canalillo a mi señora; que si no es culpa mía, es culpa de su señora, que lo va pidiendo a gritos con el afamado escote que viste los días en que se adivina rodeada de caballeros de buen ver, como puedo ser yo mismo o aquel señor del fondo. Aun así, nos hemos reunido hoy aquí para hablar de Derecho y para mirar los pechos de la señora de Gutiérrez (que Dios la tenga siempre en su seno de gloria; si bien Gloria también puede albergar en su seno a cualquiera, y no creo que necesite que nadie la tenga en ninguna parte). Lo importante es que estemos a gusto y que nadie se propase con la señora de Gutiérrez, porque igual se nos molesta su marido y no viene más, y a ver quién se ofrece a recoger a su señora cada miércoles para traerla a la tertulia.

Bien, más cosas… Sí, el proyecto… Este proyecto surge con la ambición de compartir la sabiduría que cada uno de nosotros va atesorando a lo largo del día en su respectiva oficina, mientras charla con un amigo en el bar o toma café con la señora de Gutiérrez y luego se va con ella a tomar una copa y le dice que por qué no van a su casa, que tiene un cuadro muy curioso que le quiere enseñar, y que tiene que ser esa noche, porque la luz de la luna incide perfectamente sobre la ventana que alumbra la pintura en cuestión. Ayer, sin ir más lejos… En fin, no viene a cuento que yo relate ahora mis intimidades con la señora de Gutiérrez, quien, por otra parte, no hay que olvidarlo, es la ferviente y amantísima esposa de un colega y amigo. ¡Un brindis por Gutiérrez!

Bien, bien, bien… Parece que fue ayer cuando soñábamos con organizar unas tertulias jurídicas, pero hace ya de aquello toda una semana. Recuerdo que estaba yo en casa de Gutiérrez, tomando unas copas con su señora, cuando se me ocurrió que los miércoles a mediodía no dan nada bueno en la tele… Y así pasó todo, más o menos, ¿no?

En fin, no me extiendo más. El tema de hoy es «El adulterio sistemático y la demanda de divorcio: Cinco caminos para que te estimen hasta las costas a costa de tus infidelidades». Por favor, señora de Gutiérrez, empiece cuando quiera.

Felipe Santa-Cruz

Relato extraído del libro Rutinas

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