Antes de empezar, me gustaría definir lo que yo entiendo por «autor indie«.
Autor indie: en el campo de la literatura, escritores que no tiene más que ofrecer a las editoriales que su producción literaria. Esto quiere decir, que no tienen contactos en el mundillo y, por supuesto, que no son periodistas, ni catedráticos, ni famosos.
Así que, pongamos que te encuentras en este saco, tienes un libro terminado, limpito y rebosante de ilusión (el libro y tú, y a lo mejor tu pareja y tu mascota) y, después de que te hayan cerrado muchas puertas en la cara, decides autopublicarte. Lo primero que te apetece es tener el libro en papel, porque qué romántico, ¿no?, mis letras impresas, con su portada, su olor a nuevo y tu foto en la contraportada.
Todo esto está muy bien, pero no es el objetivo. No digo que no lo hagas. Por supuesto: entra en cualquier plataforma de autoedición (yo te recomiendo CreateSpace) y tras mucho esfuerzo de maquetación, diseño, etc., saca tu libro a la luz (aquí te dejo tutoriales de autoedición, para cuando te decidas a dar el paso). Tu libro se pondrá a la venta a través de Amazon y, seguramente, venderás unos cuantos, la mayor parte de ellos durante los dos primeros meses desde su publicación. Pero, luego… la nada. No la nada absoluta, claro, pero sí la escasez. ¿Y por qué? Porque la gente, el público en general (y tú mismo en particular), no entra en la página de Amazon cuando quiere comprar un libro. O ¿de verdad, cuando quieres leer algo, te diriges primero a Amazon para echar un vistazo a su librería virtual? Con una probabilidad del 95%, no (esta probabilidad no ha sido calculada de ninguna manera). Lo normal es que, un sábado por la mañana o un lunes después de buscar trabajo, te acerques a la librería más próxima y eches un vistazo por las estanterías preñadas de libros de famosos contando su vida. Así que, come he dicho antes, tu libro se venderá durante los dos primeros meses, y luego, no digo que no caiga uno de cuando en cuando, pero no los suficientes como para mantener tu ego a flote (tu economía, tampoco, pero con eso ya contabas).
Sin embargo, ponte en otro caso: Eres un esos lectores que leen, por ejemplo en un eReader Kindle (marca que ostenta un 30% de la cuota de mercado de ebooks en España). Acabas de terminar, no sé, El vagabundo que se creía Sherlock Holmes, de un tal Santa Claus o Santa-Cruz, como se llame, y como no puedes vivir sin leer, decides comprar un nuevo libro (no pirateéis, niños). ¿Dónde lo buscas? ¿En la librería de al lado de tu casa? Error, porque a ver luego cómo lo introduces en tu cacharro. ¿Dónde, entonces, dónde? Pues en la tienda virtual de Amazon, en la Tienda Kindle.
Resumiendo: tenemos que, aquellos que leen en papel, rara vez van a acudir a las librerías virtuales para comprar un ejemplar físico. Sin embargo, los que leen en formato digital, sí.
A parte de esta, ¿qué más ventajas tiene, frente a otras plataformas de autopublicación digital?
- Publicar es gratis.
- La edición es sencillérrima. Es decir, que el coste de edición ascenderá a cero si te lo propones y si no eres un vago redomado.
- Juegas en la misma liga que las editoriales o, al menos, en el mismo terreno de juego (siento mucho la metáfora deportiva; máxime cuando odio el fútbol).
- Puedes obtener hasta un 70% de los royalties generados por tu libro.
También tiene una desventaja, que Apple ostenta una mayor cuota de mercado en España que Kindle, un 40%, frente al 30% de la marca de Amazon.
Así que, a modo de conclusión, no digo que no te autopubliques en papel. Hazlo, claro: parte de tu público potencial lee en dicho soporte. Pero, si eres un autor indie, ten una cosa clara, Kindle es tu objetivo.