¿Recuerdas, Abuelo, los días
de Reyes? Aquellas mañanas,
tras desayunar el roscón,
íbamos todos a tu casa.
Y, allí, en la salita, sentados
—detrás de los nietos la abuela—,
¡cuántos besos, cuántos regalos,
cuánto amor e ilusión la vuestra!
¿Sabes abuelo?, las mañanas
del día dorado de Reyes
ni mis dos hermanos, ni yo,
sabíamos de amaneceres.
Antes de que saliera el sol,
al oír salir los camellos
a hurtadillas de nuestra casa,
ya estábamos los tres despiertos.
¿Qué imaginábamos, Abuelo,
que traería el día que entraba,
para despertarnos a oscuras,
como lo hace la Aurora al alba?
(Debe ser despertar de Reyes
cada despertar de la Aurora;
no espera al sol, y es su regalo
admirar cómo el mundo aflora).
Fuiste como la rosa Aurora
o como el despertar de Reyes:
No esperaste a que amaneciera
para despertar a la muerte.
Felipe Santa-Cruz
Poema extraído del poemario La daga en la pluma
Tan dulces aqueños días de la niñez..!! tan amargos ahora, tras el velo de los años dilapidados y tensos…Muy bonito poema, me deja un sabor agridulce felipe, saludos
Mil gracias, Alfmega. Espero que, de todos modos, consigamos recuperar algún día el espíritu de entonces.
Un saludo.