Comenzaron por bajar un escalón cualitativo. De primeras a segundas marcas, porque son casi iguales, sólo cambia el logo y el diseño del producto. Luego sucumbieron a las marcas blancas de las secciones de alimentación y limpieza. La ropa del chino es tan ponible como la que más. Hoy es día de mercadillo y tú necesitas vaqueros. Es todo un lujo cenar un día a la semana fuera de casa. Tal vez deberíamos fumar menos y guardar el ahorro en una hucha no muy difícil de abrir. Si te duchas más rápido no sólo ahorramos en la factura del agua, también en la de la luz. No hace falta que enciendas el calentador si sólo te vas a sentar un rato; coge mejor la manta. Hay que comprar menos pan. ¿Te importa beber la cerveza de oferta? Me apañaré con agua. Este maquillaje es muy caro y, total, últimamente me veo despintada con cualquier pintura. No me puedo creer que se haya roto el termo. No hay por qué comer carne tan a menudo, tal vez ni siquiera sea sano. Este año no hay Navidades. En Reyes nos regalamos besos, cenamos embutidos y brindamos con nuestras lágrima por el Año Nuevo.
Felipe Santa-Cruz
Leer relato anterior. La calidad y la cebolla. Del mito al tique de compra