La calidad y la cebolla. Del mito al tique de compra

La cebolla mitológica - Felipe Santa-Cruz

La cebolla mitológica – Felipe Santa-Cruz

La calidad, como concepto y como animal mitológico se parece a una cebolla. Tenemos, por un lado, en el corazón de la misma[1], la calidad técnica de los productos. Ésta se refiere a la calidad intrínseca, es decir, la adecuación de los materiales a la función objetiva que llevará a cabo el bien; la corrección de su diseño, etcétera. Luego están las sucesivas capas, que van conformando, detalle a detalle, la calidad subjetiva, que es la que tiene en cuenta el uso concreto y las necesidades particulares de cada cliente. Por ejemplo, para entender ambas: Un Rolex anda muy bien de calidad técnica, pero si lo quieres para martillearlo, quizás no cumpla con la calidad subjetiva, pues podrías conseguir relojes que se adapten a tu necesidad a menor precio. Ahora bien, el concepto de calidad subjetiva es complejo, porque a ti, como consumidor, te puede apetecer martillear exclusivamente un Rolex, concretamente el del vecino, y éste, el vecino, compró su reloj sin tener en cuenta su ulterior destino, y, en consecuencia, podría haber comprado uno mucho más barato. Por lo tanto, el vecino hizo una mala compra, y resultaría que el Rolex no cumple los requisitos de calidad específicos del consumidor-vecino.

En la Antigüedad se pensaba que si comprabas algo de mala calidad, venía la cebolla y te comía junto al vendedor. Hoy día creemos que la calidad es un concepto subjetivo; por eso inventamos las garantías y los tiques de compra.

Felipe Santa-Cruz

Relato sacado del libro Rutinas

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[1] Debemos hacer notar que, igual que los seres humanos, no todas las cebollas tienen corazón, porque a algunas se lo han partido en juliana, a taquitos, en láminas alevosamente finas o incluso en forma de corazón (que ya hay que ser muy cafre), según se acomode al capricho de cada mamá. Aunque el niño, en el mejor de los casos, la apartará a un ladito con fines más productivos, como el de servir de proyectil contra la carita insoportable de su mimada hermanita o el de tapar una furtiva boca de yorkshire o beagel —que están ahora muy de moda—.

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